Si alguna cosa tienen los sabios cuyos escritos han perdurado a lo largo del tiempo es que han sido capaces de expresar de forma simple la verdad que subyace en el fondo de las cosas.
Este es el caso de Johann Wolfgang GOETHE, un poeta, abogado, novelista y científico alemán que nació en Frankfurt (Alemania) en 1749.
Goethe, con conocimientos de Medicina y Biología nos dejó algunas reflexiones memorables. Según este pensador, no conocemos a los hombres cuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cómo son.
Esta es una metáfora espléndida que podemos aplicar hoy en día en la medicina y en todas las profesiones de ayuda y que transmite un sutil cambio de matiz: Nuestros pacientes no nos visitan, somos nosotros quienes vamos a visitarles a ellos.
«Nuestros pacientes no nos visitan, somos nosotros quienes vamos a visitarles a ellos»

Si queremos conocer de verdad cómo es la forma de vida, las circunstancias, la forma de ser de las personas a quienes ayudamos, debemos de hacer una visita para acercarnos con respeto a su persona. De la misma forma que nos mantenemos cautelosos en la puerta de un conocido o amigo al que vamos a visitar y no osaremos entrar sin que nos conceda el permiso para ello, de esta manera tenemos que aproximarnos a nuestros pacientes si queremos averiguar cómo viven y lo que les preocupa. De la misma manera que mostraremos interés o curiosidad por los muebles o enseres exquisitos que guarda nuestro amigo, igual mostraremos curiosidad por las habilidades de nuestros pacientes; y siguiendo con la metáfora del perfecto visitante, de igual manera que nos comportaremos respetuosamente en casa de nuestro anfitrión, así nos comportaremos cuando nuestro paciente esté abriendo las puertas de su mente, de su sufrimiento o de su malestar. Visitar a un conocido en su domicilio nos permite comprender mejor su realidad. Atender a nuestros pacientes como si fuéramos visitantes convidados interesados en su vida nos permitirá disponer de un conocimiento profundo de sus logros y sus dificultades y de esta manera poder, en la siguiente visita, obsequiarlos con aquello que sabemos que les hace falta.